La dimensión adecuada del Centro de Datos Alterno
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En ocasiones nos encontramos en reuniones donde nos preguntan: ¿Cuál es la dimensión adecuada del centro alterno de procesamiento de datos?
El centro de datos alterno es una pregunta bastante común porque supone elaborar un presupuesto apreciable que será defendido ante la alta gerencia que no se siempre se sentirá cómoda observando los escenarios y los gastos a realizar.
Consideraciones Iniciales del centro de datos alterno
Ante esta sensación de rechazo anticipado, los responsables de dimensionar el centro comienzan a considerar que la adecuada proporción debe ser lo mínimo.
Esta consideración puede ser el inicio de una serie de errores que conllevará a un final poco afortunado en el diseño de los centros de datos alternos.
Esto porque realmente no se debe considerar lo mínimo, sino lo básico.
Aquello que permita poder restablecer los procesos críticos y fundamentales de una organización.
Estos procesos no siempre son los que más dinero le pueden hacer perder más dinero a las organizaciones, también pueden ser aquellos que le pueden afectar severamente la reputación.
Es por ello que debemos tener en consideración los siguientes aspectos:
• Identificación de los procesos y activos de negocios que requieren más protección
• Determinar los costos que implique perder estos activos o que se genere una interrupción por un tiempo que exceda el tiempo óptimo de recuperación
• Identificar las estrategias y alternativas de recuperación para los distintos escenarios de recuperación
• Determinar la ingeniería de detalle para establecer el costo de la infraestructura que habrá de colocarse en el centro alterno
Revisemos punto por punto
Los tres primeros puntos, no representan mayor problema para quienes han tenido experiencia en el desarrollo de los planes de contingencia relacionados a los procesos de negocios y tecnología.
El punto crítico es el relacionado con el diseño de la ingeniería de detalle y el gasto que se debe ejecutar para adquirir la infraestructura necesaria que permita hacer factible el proceso de recuperación cubriendo/mitigando la mayor cantidad de escenarios de interrupción.
Cuando se llega a este paso, nos encontramos con un conflicto entre los responsables de dimensionar el centro alterno y el deseo de las unidades del negocios.
No es simple fijar el punto de equilibrio entre lo requerido por las unidades del negocio determinado, por lo general, en los tiempos óptimos de recuperación (RTO) del punto 1 y el gasto para satisfacer dicho RTO.
Las unidades del negocio tienden a ser inflexibles en cuanto a modificar y hacer más amplios sus rto’s.
Sin embargo, no se sienten comprometidas con la inversión que hay que hacer para recuperar los procesos en los tiempos exigidos.
De igual manera, uno de los errores que se comenten por parte de los diseñadores de la arquitectura del centro alterno es que no especifican con claridad el punto de equilibrio entre las pérdidas ocasionadas por la interrupción de las operaciones del negocio y la inversión requerida para satisfacer dicho punto.
Un aspecto adicional que debe ser considerado es el punto óptimo de recuperación (RPO), el cual permite determinar con detalle la práctica de respaldo y recuperación así como el tiempo de retención aplicado por la organización.
Si este es muy bajo, podría requerir mayor inversión en respaldo, almacenamiento, replicación y procesamiento.
Es por ello que lo recomendable no es sólo llegar a calcular cuánto se pierde si no sigue operando una empresa por un tiempo determinado.
También es muy importante tener el detalle de cuánto cuesta reiniciar los procesos en los tiempos deseados por las unidades de negocios y sus interesados.
Debido a esto sería lo que permitirá establecer el margen de tolerancia y límites de riesgos, así como la cantidad de dinero a colocar para satisfacer el nivel básico que debe ofrecer un centro alterno.